Yo siempre quise tener un perro. Y el haber tenido que esperar 27 años para poder tenerlo, te enseña lo que cuesta a veces obtener las cosas que uno anhela.
Una persona que ama tanto los animales ¿puede ser alérgica hasta el punto de no poder tener uno? A veces Dios tiene una manera extraña de enseñar las cosas... pero fue una buena manera de aprender -desde niña- el don de la paciencia, la perseverancia y la fé en que los sueños se pueden cumplir.
Debo haber aprendido bien la lección, puesto que ahora -aunque otras alergias persisten- mi alergia a los animales parece haberse ido y desde hace un añito tengo conmigo a Nala:
Recuerdo que la noche antes de su llegada no pude apenas pegar ojo. Y en el momento en el que llegaron y me la pusieron en los brazos, me temblaban las piernas. Y es que un sueño tan perseguido como ese, durante tantos años, cuando ves que finalmente se está haciendo realidad delante de tus ojos... Eso no se paga con dinero. Ni con nada de este mundo. Simplemente no tiene precio.
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