Foto: Evakke durante una sesión de fotos. Fotografía tomada por Nuria Nieto.
Tú, una persona normal, cuyas fotos son en un 90% sacadas con un movil o con una camara compacta en vacaciones, un día te paras a pensar y te dices a tí mismo "Quiero tener un bonito recuerdo de cómo soy ahora, de cómo es mi vida justo en este momento". Entonces vas con toda tu ilusión a preguntar a tu fotógrafo soñado todo lo que necesitas saber para hacerte un book/sesión de fotos.
Todo va de perlas, ya tienes fotógrafo, ya tienes fecha, lugar y vestuario para las fotos. Llega ese día tan esperado y genial! el tiempo también acompaña. Asi que te vistes, procuras no dejarte nada y sales de casa con dos o tres bolsas llenas de ropa y otros accesorios.
Una vez allí ya estais listos para empezar las fotos. uuuoopsss!! ¿Y ahora qué? Te entran los nervios, no sabes cómo ponerte, poco a poco empiezas a tensar la cara, los hombros, la sonrisa es forzada... la experiencia que supuestamente iba a ser genial empieza a volverse incómoda.
¿Es realmente eso mismo lo que está pensando el fotógrafo?
La respuesta es bien simple: Paaaaara nada!
Lo primero es que un buen fotógrafo no dejará que la situación se vuelva incómoda. Él sabe de sobra que tú no posas todos los días y que, dado lo obvio, él es un extraño para tí con el que en un principio no vas a sentirte totalmente cómodo y deshinibido. No debes preocuparte, si él ve que lo necesitas te ayudará a poner poses, intentará relajarte con comentarios distendidos, te ayudará con la ropa y accesorios para que se vean lo mejor posible, te dirá cómo quiere las fotos y qué pretende de cada pose...
Un fotógrafo solamente espera de tí lo mismo que tú de él: puntualidad, respeto por su persona y su trabajo, y ganas de que el resultado sea lo mejor posible.
De todas las personas con las que he trabajado en sesiones durante estos 3 años, el 90% han empezado diciéndome que casi nunca salen bien en las fotos. Y todos ellos luego ha quedado encantados con las fotos resultantes y conservan un grato recuerdo de la sesión en sí.
Nunca, nunca, debe echarte para atrás el hecho de pensar que no eres fotogénico, de no saber posar o no saber qué hacer. El fotógrafo está ahí para sacar lo mejor de tí, y no dudes que sabrá como conseguirlo!